Pese a la gran demanda, en los últimos diez años sólo se han hecho cinco buenas películas de superhéroes -congelemos esta frase y repasémoslas rápidamente: Watchmen (2009), Kick-ass (2010), Scott Pilgrim contra el mundo (2010), El caballero oscuro (2008) y X-men: Días del futuro pasado (2014). ¡Eh! He dicho buenas películas, aunque si esperabas encontrar a algún vengador en la lista puede que discrepemos algo en gustos. Pese a esta afirmación, he de reconocer que este año pinta diferente. Un ejemplo de ello es Deadpool que, teniendo más de súper que de héroe, es un regalito para los que nos merendamos, a costa de las indigestiones, cada película de Marvel.
Deadpool es descarado hasta el punto de convertir su propia película en parodia, y es que el humor está tan presente como la sangre y las vísceras. Totalmente recomendada, tanto si pretendes alejarte de los pasteles de Capitán América, como acercarte a los gamberros de Supersalid.. quiero decir, Kick-Ass 2.
Ryan Reynolds recupera su tan perdida carisma para dar forma a uno de los personajes más divertidos de Marvel, obligándome, de paso, a retractarme: ya no está tan mal que un mismo actor interprete a dos personajes de un mismo universo. Eso sí, reitero: Halle Berry nunca debió aceptar ser Catwoman, no por el crimen de la película en sí, sino porque ya era Tormenta en X-Men.
Ryan Reynolds recupera su tan perdida carisma para dar forma a uno de los personajes más divertidos de Marvel, obligándome, de paso, a retractarme: ya no está tan mal que un mismo actor interprete a dos personajes de un mismo universo. Eso sí, reitero: Halle Berry nunca debió aceptar ser Catwoman, no por el crimen de la película en sí, sino porque ya era Tormenta en X-Men.
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